Identidades bajo el hielo. El cine de Joachim Trier

IDENTIDADES BAJO EL HIELO. EL CINE DE JOACHIM TRIER

 

El 23 de marzo Surtsey Films estrena en España Thelma, cuarta película de Joachim Trier que concede una nueva dimensión al canon de thriller nórdico contemporáneo que nació bajo la pluma de Stieg Larsson y Camille Läckberg.

 

Hasta en dos ocasiones, Philip (Espen Klouman-Høiner), coprotagonista de Reprise (2006)[1], espeta al público que la única forma que tendrá de crecer es abandonando Oslo, dejando atrás Noruega. La historia de Philip y la de su amigo y partener Erik (Anders Danielsen Lie), dos aspirantes a novelistas dentro de un panorama opaco, carente de escritores coterráneos verdaderamente relevantes y dominado por la prosa anglosajona, bien pudiera ser un espejo de la experiencia de Joachim Trier y Eskil Vogt. El primero, miembro de un linaje que ha dedicado toda su vida al séptimo arte y formado en Reino Unido; el segundo, probablemente el mejor guionista del país escandinavo. Ambos forman uno de los tándems más prometedores de la ficción europea. Una colaboración que comenzó con el rodaje del cortometraje Pietá en el año 2000 y que se ha mantenido –con interrupciones tras el paso a la dirección de Vogt con Les étrangers (2004) y Blind (2015)— con otras dos piezas y cuatro largometrajes. Y los que quedan. En sus films, con la salvedad de su tercera obra, El amor es más fuerte que las bombas (Louder than bombs, 2016)[2], ambientada en una zona residencial de Staten Island, Nueva York, sus habitantes, personajes que deambulan amputados emocionalmente, incompletos tras la erosión de un presente o pasado voraz, apelan a una huida –literal, como en la nombrada Reprise, o vital, como en la brillante Oslo, 31 de agosto (Oslo, 31. August, 2011)[3]— de la urbe oslense, fruto de la incomprensión provocada por un estado de ánimo en un limbo psicosomático, de una identidad, en definitiva, que suplica un nuevo rostro, una nueva vida.

 

Escena de Oslo, 31 de Agosto, segunda película de Joachim Trier.

 

Un motor argumental que comparte el último trabajo de Trier y Vogt, Thelma (2018)[4] que, precisamente, devuelve a los autores a su ciudad natal tras un periplo en suelo norteamericano: “Thelma, una joven y tímida estudiante, se despide de su religiosa familia de un pequeño pueblo para trasladarse a estudiar a la capital. Un día, en la biblioteca, conoce a Anja y comienza a sentirse atraída por ella. A medida que los sentimientos hacia Anja crecen empiezan a ocurrir sucesos inexplicables alrededor. Thelma deberá entonces enfrentarse a trágicos secretos de su pasado, y a la aterradora probabilidad de que ella sea la causa de todo lo que sucede”, reza la sinopsis que ustedes pueden leer en esta web. Pero, más allá de cualquier planteamiento, o de cualquier influencia –que podría emparentarla estilísticamente con el magnum opus de Tomas Alfredson Déjame entrar (Låt den rätte komma in, 2008)—, Thelma supone ser una elegante bifurcación del estudio sobre las taras identitarias que ha articulado la filmografía del cineasta escandinavo. Lo hace, además, proponiendo una ruptura con el clásico thriller nórdico que ha copado las pantallas –impulsado por los numerosos best-sellers que han dominado las estanterías de los centros comerciales— en la última década, más enfocado en factores exógenos que en la estructura endótica de sus personajes y las aristas que los conforman. Trier se centra en los temores de una joven cuya educación, cuyo modus vivendi, se verán quebrados con su traslado a la capital noruega, donde con la ausencia de las ataduras familiares y el contacto con nuevas motivaciones, despertará una versión de sí misma que nació y murió aparentemente en un tiempo pretérito. Es por ello que la protagonista viva en un pasado continuo y que, como el resto de seres del universo de Trier, la liberación sea la única posibilidad no solo de redención, sino también de una nueva identidad. Thelma –una sensacional Eili Harboe (apunten este nombre)— es otro apéndice más del antihéroe trieriano como lo fueron los mentados Erik y Philip (Reprise), Anders (Oslo, 31 de agosto) y Conrad y Jonah (El amor es más fuerte que las bombas), seres que no son capaces de fracturar un estado heredero de un momento concreto pero que avanzan inexorablemente a un futuro lleno de incógnitas con valentía. Una máxima que cumple este director noruego que, con cada nuevo trabajo, va rompiendo nuevas metas y que con Thelma ofrece toda una lección de estilo, disolviendo el témpano, fundiendo el molde del propio género.

 

Surtsey Films.

 


[1] Globo de Cristal a la mejor dirección del Festival de Karlovy Vary e inédita en las salas españolas.

[2] Debut en la Competición del Festival de Cannes.

[3] Presentada en Un Certain Regard del Festival de Cannes en 2011 y su primer gran éxito.

[4] Ganadora del Gran Premio del Jurado y el premio al mejor guion del Festival de Sitges.

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